“En los
gustos no hay nada escrito”. A mí me
gusta Glee, y creo ser el único hombre heterosexual que ve la serie, me río y a
veces hasta canto las canciones que los New Direction cantan en él colegio. También me encanta el pan con pescado, no
conozco a nadie más que tueste un pan, le ponga un pescado al medio y lo bañe
con mayonesa. ¿Ven? A nadie le gustan las mismas cosas. Tengo unos amigos que les encanta cochinear
en la noche, se meten con cualquier mina, pero eso no va sólo en los gustos,
sino que en la cantidad de piscolas que se han tomado. Todos hemos dicho que nos agarramos a la
mansa mina y al otro día vemos las fotos y en verdad la weona era más mala que
la versión femenina de Voldemort. A ellas
digámosles “Voldemoras”.
Pero no
solo varían los gustos en diferentes personas, también varía el gusto dependiendo
nuestra edad. Por ejemplo, ¿Quién no vio
“El Fantasma Escritor” en el Discovery? ¡Esa
serie la llevaba, weón! Era un fantasma
que les hablaba por el computador a unos pendejos. Nunca me perdía un capítulo, pero ahora que
soy grande me pongo a pensar y me doy cuenta que el fantasma o era un
visionario y quería inventar el Messenger, o era el fantasma de un pedófilo y
le gustaba contarle sus cositas a un grupo de niños de Brooklyn. De una u otra forma si la serie la dieran
ahora ni cagando la vería.
Es como
cuando vay caminando por la calle con un amigo y te dice: “Cacha la mansa mina.” En ese momento miras pa’l lado esperando ver
a Sharapova caminar en la otra cuadra, pero te terminas encontrando con la
Tigresa del Oriente. Ahí tenemos dos
opciones: Molestar a nuestro amigo por sus gustos asquerosos, o ser más
comprensivos y pensar que de verdad a nadie le gustan las mismas cosas.
Es como
con las minas y los hombres. Nosotros
podemos pasar tardes enteras viendo fútbol, es más después de ver los goles en
el partido nos encanta ver las repeticiones miles de veces. Vemos todos los goles en el Mega, después
cambiamos al Chilevisión y terminamos con los goles del TVN. ¿Pero creen que eso es suficiente? NO, porque después de ver esos canales
ponemos ESPN o Fox para volver a ver los mismos goles. Ahora que lo escribo suena súper absurdo,
pero es verdad y nos gusta.
Las
minas no se quedan atrás. Porque si a
ustedes no les gusta ver deporte o las repeticiones todo el día, a nosotros nos
carga tener que ver como no se pueden elegir entre dos poleras que son
IGUALES. Pero ustedes, hembras, tienen
un sexto sentido en el que pueden ver alguna pequeña diferencia entre las
prendas que quieren comprar. Y ese
pequeño sexto sentido ustedes lo aman, les encanta pasar horas y horas
comprando y comparando ropa que es IGUAL.
Bueno, nosotros odiamos ese sexto sentido. Es más, a veces soñamos con encontrarnos con
ese puto sexto sentido y matarlo a golpes, para después buscar las siete
esferas del dragón, revivir al sexto sentido y después matarlo de nuevo.
Todos
somos diferentes y eso es lo divertido de la vida. Porque los polos opuestos se atraen, pero
cuando te encuentras con alguien igualito a ti, es filete. Tienen temas de conversación, se ríen de las
mismas weas, y pueden ver todas las series del mundo juntos. Esa es mi mina perfecta. Si estás leyendo esto, aparece. Te juro que no soy ni la mitad de weón en
persona como lo soy cuando escribo.
Pero a
veces que no nos parezcamos en nada nos pesa y nos termina pasando la
cuenta. Una persona diferente tiene dos
opciones: Quedarse en su casa con miedo de conocer a alguien más, como
Cuasimodo. O salir a perrerar con la
vida y sus integrantes, y te vas a dar cuenta que ser un amargado es para los
Dementores y nadie más.
Una amiga
una vez me dijo que lo raro no es malo, y tiene mucha razón. Lo raro simplemente es diferente. Diferente como lo fue Spartacus, y al final
terminó siendo una de las mejores series de la historia. O diferente como lo es “The Walking Dead”,
que ahora es una de las mejores series de la historia.
Muchas
veces cuando quiero comenzar a ver una serie nueva la pienso más que la
cresta. ¿Será buena? ¿Me engancharé? ¿Valdrá la pena gastar más
horas de mi vida en tiempo de ocio y seguir aplazando el estudio y las cosas
que de verdad importan? Y una vez que
termino con ese cuestionario previo a ver mis series (Que tiene como cuarenta
preguntas más, pero no las pondré para no quedar como idiota), recién ahí me
atrevo a ver las series. ¿Y saben
qué? Todas me han gustado. Mi gusto varía mucho. Es como una mina. Puede que me gusten las con pelo oscuro, pero
no creo que si aparece una rubia, bien rica, y que me joté, no le dé una
oportunidad (Ojalá que aparezca algún día, insisto si estás leyendo esto
llámame). El que nunca probó lo
diferente no sabe de lo que se pierde. Y
como me gusta decir a mí: “A esas personas les falta calle”. O también puede ser: “A esas personas les
falta series”.
En los
gustos no hay nada escrito. Hay hombres
que ven “Gossip Girls”, y hay minas que veían “Prision Break”. Y si nunca probamos algo diferente, nunca
sabremos de lo que nos estamos perdiendo.
Es como la primera polola. Te
enamoras de ella, le regalas todas las estrellas, tu amor eterno, muchos
chocolates, bla, bla, bla. Pero cuando
terminan quedas para la caga y la acosas o te quedas en tu casa cortándote las
venas y escribiendo estados weones en Facebook.
Sin embargo, después de un tiempo conoces a alguien más, completamente
diferente a esa persona que te rompió el corazón y bla, bla, bla. Y eres feliz de nuevo, ¿Sabes qué pasó? Probaste algo distinto. La primera experiencia en cualquier cosa
siempre es divertida y filete, pero las que vienen después de esas son las
mejores.
Así que
no webén y sigan leyendo mi blog porque es diferente. Y si alguien les dice: “Oye, mejor lee este
blog. Es aún más diferente.” Es mentira, no lo lean. Nada puede ser más diferente que un blog de
una persona sorda. Si no me lees, eres
racista.
Saludos,
estimados, fieles y no tan pocos lectores.
Cada vez más gente encuentra interesante mis estupideces, por lo que
cada vez más gente está bajando su CI.
Chao,
pescao.
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