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martes, 14 de mayo de 2013

"En los gustos y en las series no hay nada escrito"


                “En los gustos no hay nada escrito”.  A mí me gusta Glee, y creo ser el único hombre heterosexual que ve la serie, me río y a veces hasta canto las canciones que los New Direction cantan en él colegio.  También me encanta el pan con pescado, no conozco a nadie más que tueste un pan, le ponga un pescado al medio y lo bañe con mayonesa.  ¿Ven?  A nadie le gustan las mismas cosas.  Tengo unos amigos que les encanta cochinear en la noche, se meten con cualquier mina, pero eso no va sólo en los gustos, sino que en la cantidad de piscolas que se han tomado.  Todos hemos dicho que nos agarramos a la mansa mina y al otro día vemos las fotos y en verdad la weona era más mala que la versión femenina de Voldemort.  A ellas digámosles “Voldemoras”.

                Pero no solo varían los gustos en diferentes personas, también varía el gusto dependiendo nuestra edad.  Por ejemplo, ¿Quién no vio “El Fantasma Escritor” en el Discovery?  ¡Esa serie la llevaba, weón!  Era un fantasma que les hablaba por el computador a unos pendejos.  Nunca me perdía un capítulo, pero ahora que soy grande me pongo a pensar y me doy cuenta que el fantasma o era un visionario y quería inventar el Messenger, o era el fantasma de un pedófilo y le gustaba contarle sus cositas a un grupo de niños de Brooklyn.  De una u otra forma si la serie la dieran ahora ni cagando la vería.

                Es como cuando vay caminando por la calle con un amigo y te dice: “Cacha la mansa mina.”  En ese momento miras pa’l lado esperando ver a Sharapova caminar en la otra cuadra, pero te terminas encontrando con la Tigresa del Oriente.  Ahí tenemos dos opciones: Molestar a nuestro amigo por sus gustos asquerosos, o ser más comprensivos y pensar que de verdad a nadie le gustan las mismas cosas.

                Es como con las minas y los hombres.  Nosotros podemos pasar tardes enteras viendo fútbol, es más después de ver los goles en el partido nos encanta ver las repeticiones miles de veces.  Vemos todos los goles en el Mega, después cambiamos al Chilevisión y terminamos con los goles del TVN.  ¿Pero creen que eso es suficiente?  NO, porque después de ver esos canales ponemos ESPN o Fox para volver a ver los mismos goles.  Ahora que lo escribo suena súper absurdo, pero es verdad y nos gusta. 

                Las minas no se quedan atrás.  Porque si a ustedes no les gusta ver deporte o las repeticiones todo el día, a nosotros nos carga tener que ver como no se pueden elegir entre dos poleras que son IGUALES.  Pero ustedes, hembras, tienen un sexto sentido en el que pueden ver alguna pequeña diferencia entre las prendas que quieren comprar.  Y ese pequeño sexto sentido ustedes lo aman, les encanta pasar horas y horas comprando y comparando ropa que es IGUAL.  Bueno, nosotros odiamos ese sexto sentido.  Es más, a veces soñamos con encontrarnos con ese puto sexto sentido y matarlo a golpes, para después buscar las siete esferas del dragón, revivir al sexto sentido y después matarlo de nuevo.

                Todos somos diferentes y eso es lo divertido de la vida.  Porque los polos opuestos se atraen, pero cuando te encuentras con alguien igualito a ti, es filete.  Tienen temas de conversación, se ríen de las mismas weas, y pueden ver todas las series del mundo juntos.  Esa es mi mina perfecta.  Si estás leyendo esto, aparece.  Te juro que no soy ni la mitad de weón en persona como lo soy cuando escribo.

                Pero a veces que no nos parezcamos en nada nos pesa y nos termina pasando la cuenta.  Una persona diferente tiene dos opciones: Quedarse en su casa con miedo de conocer a alguien más, como Cuasimodo.  O salir a perrerar con la vida y sus integrantes, y te vas a dar cuenta que ser un amargado es para los Dementores y nadie más.

                Una amiga una vez me dijo que lo raro no es malo, y tiene mucha razón.  Lo raro simplemente es diferente.  Diferente como lo fue Spartacus, y al final terminó siendo una de las mejores series de la historia.  O diferente como lo es “The Walking Dead”, que ahora es una de las mejores series de la historia.

                Muchas veces cuando quiero comenzar a ver una serie nueva la pienso más que la cresta.  ¿Será buena?  ¿Me engancharé? ¿Valdrá la pena gastar más horas de mi vida en tiempo de ocio y seguir aplazando el estudio y las cosas que de verdad importan?  Y una vez que termino con ese cuestionario previo a ver mis series (Que tiene como cuarenta preguntas más, pero no las pondré para no quedar como idiota), recién ahí me atrevo a ver las series.  ¿Y saben qué?  Todas me han gustado.  Mi gusto varía mucho.  Es como una mina.  Puede que me gusten las con pelo oscuro, pero no creo que si aparece una rubia, bien rica, y que me joté, no le dé una oportunidad (Ojalá que aparezca algún día, insisto si estás leyendo esto llámame).  El que nunca probó lo diferente no sabe de lo que se pierde.  Y como me gusta decir a mí: “A esas personas les falta calle”.  O también puede ser: “A esas personas les falta series”.

                En los gustos no hay nada escrito.  Hay hombres que ven “Gossip Girls”, y hay minas que veían “Prision Break”.  Y si nunca probamos algo diferente, nunca sabremos de lo que nos estamos perdiendo.  Es como la primera polola.  Te enamoras de ella, le regalas todas las estrellas, tu amor eterno, muchos chocolates, bla, bla, bla.  Pero cuando terminan quedas para la caga y la acosas o te quedas en tu casa cortándote las venas y escribiendo estados weones en Facebook.  Sin embargo, después de un tiempo conoces a alguien más, completamente diferente a esa persona que te rompió el corazón y bla, bla, bla.  Y eres feliz de nuevo, ¿Sabes qué pasó?  Probaste algo distinto.  La primera experiencia en cualquier cosa siempre es divertida y filete, pero las que vienen después de esas son las mejores.

                Así que no webén y sigan leyendo mi blog porque es diferente.  Y si alguien les dice: “Oye, mejor lee este blog.  Es aún más diferente.”  Es mentira, no lo lean.  Nada puede ser más diferente que un blog de una persona sorda.  Si no me lees, eres racista.

                Saludos, estimados, fieles y no tan pocos lectores.  Cada vez más gente encuentra interesante mis estupideces, por lo que cada vez más gente está bajando su CI.

                Chao, pescao. 

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