Ya no
estoy en Punta Arenas, ahora estoy en un lugar AUN más frío que esa ciudad. Estoy en Porvenir, Tierra del Fuego. Vine a trabajar acá hasta el jueves y
aprovechando que aún estoy en “recreo” de almuerzo aprovecho de escribir sobre
algo que vi en el Ferry que me trajo a mi compañero y a mí hasta este frío
lugar. Ya hablé hace un tiempo de los
jotes y de los tímidos, de los amigos que se tienen ganas y los calientes, pero
nunca he hablado de los pololos y pololas, de las dos personas que SI se gustan
y se jotéan mutuamente. De esa pareja
que tiene la típica conversación del: “No, cuelga tu primero.” Cuando no solo el hombre se pone mamón y
acepta los sobrenombres puestos por su pareja (Osito, gordito, amorcito y
muchas palabras normales que ahora terminan en “Ito”), sino que la mujer se
pone dominante o al mismo tiempo igual de mamona que su pololo. Deja de ser la buena pa’l carrete que baila
con media Disco y se pone cartucha, y cada vez que sale con su pololo y ven a
alguien “pasándolo bien” en un ambiente nocturno lo miran con desprecio. “Ay, que rota, ¿Cómo se puede agarrar a
tantos weones?” “Si…qué rota…” Piensa el dominado, mientras la polola por
dentro piensa: “Puta que se pasaba bien antes.”
No sean cartuchas, porque si es así, aunque estén felices con sus
parejas, ser libres les daba más libertades…gran pensador.
¿Por
qué se me ocurrió escribir de esto?
Porque en el Ferry venía una pareja como esta, el hombre tenía puesta
una cartera y la mujer un polerón de hombre.
Ese es el síntoma más conocido.
El hombre ya pierde la vergüenza por llevar artículos femeninos. Cuando salimos con nuestra mamá y nos pide
que le llevemos sus bolsas de mina la mandamos a la cresta. Sin embargo cuando estamos con nuestras “pololas”
le llevamos la cartera, su mochila de “Hello Kitty” y hasta no nos molesta que
nos ponga su bufanda rosada alrededor del cuello. Por otro lado la “polola” deja de pensar en
verse bien y se comienza a vestir con ropa del “pololo”. Ya pasó la época en que elegía la mejor ropa
para salir, ahora ya tiene a alguien con quien hacer trece – trece, por lo que
vestirse con sus polerones grandes es más atractivo que ese estúpido y sensual
escote que usaban en antaño. Igual puta
que es sexy una mina que solo está usando una polera de hombre…damn.
Pero
también el hecho de que los dos se “controlen” entre ellos los lleva a ver el
mundo con otros ojos. Cuando ya estás
muy dentro de esta relación, a tus amigos les da paja juntarte contigo. “Weón, ¿Viste la media mina?” “Ah, no sorry, estaba mirando pa’ otro lado.” Típica frase del pololo, pero cuando uno está
soltero la cosa cambia. “Weón, ¿Cachaste
a esa mina?” Y aunque estemos mirando a
una dirección completamente contraria, nuestro cuello se llena de velocidad y fuerza
y nos volteamos para ver a esa weona lo más descaradamente posible. El animal cuando está en cautiverio es no tan hostil
que cuando está libre, y al fin y al cabo el hombre y la mujer son animales,
la diferencia que después de tirar
nosotros nos ponemos ropa.
La
mujer cuando pololea eso si a veces no pierde una cosa: lo calienta sopa. Pero cuando lo hace es filete. A veces la polola debe salir del ambiente del
“pololeo” e ir a bailar sola con sus amigas.
Cuando ocurre esto la hembra a veces danza con otros machos en celos, y
cuando lo hace de manera hot y sexy, para decir después de cinco canciones que
está pololeando, significa que la maraca aún desea volver a los tiempos
antiguos del maraqueo, pero cuando dice que no de una, aunque nosotros los
hombres pensemos: “¿Por qué está maraca no quiere bailar conmigo si me puse mi
ropa mina hoy día?” En verdad es porque
ella sólo le gusta bailar con su pololo, y si sale a bailar con sus amigas es
porque tiene tendencias lesbianas o solamente se quiere divertir. (De eso hablaré la próxima vez… ¿Por qué
mierda las minas sólo bailan entre ustedes?
Bitch.)
Penny
se tranquilizó al salir con Leonard y lo mismo le pasó a Rachel con Ross. A todos nos pasa en algún momento, a veces el
macabeo tiene como excusa que la polola igual es macabea. Y ahí es cuando ellos se pierden en su mundo
Bilz y Pap y se empiezan a mimetizar.
Los pololos que llevan mucho tiempo
se mimetizan tanto que llegan a parecer parientes, hasta hermanos… y si
no los conocen bien y los ves agarrar piensas que son unos pervertidos.
Eso de
mimetizarse es muy cierto. La mina se
quiere meter en el mundo del weón, por ende lo acompaña al fútbol. Esa es una buena hembra. El hombre quiere verse tierno, así que la
acompaña de compras. Ese es un macabeo
de mierda. Pero sea como sea, tanto
hombre como mujer al pololear se pierden y se transforman en otros. Y a veces es tanto lo “perdido” que están,
que llegan hasta a casarse, como lo va a hacer mi hermana así que un saludo pa’
ella y mi cuñado, no están perdidos, sólo estoy weando…or not?
Bueno,
eso. Saludos con mucho frío desde este
pequeño pueblo del sur llamado Porvenir.
Si es que no me leen en un par de días es porque me atacó un Lobo de
Mar, o ese pingüino que vi cuando me bajé del Ferry me violó y enterró por
algún lugar.
Chao
pescao.
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