Está de moda hoy en día ver películas de súper héroes. Los Vengadores, Iron Man, Superman, El Hombre
Araña, etc. Puras películas de series de
antaño que nunca habían estado en la pantalla grande y algunas que ya habían
vivido la experiencia de Hollywood. Y
todos nosotros admiramos a sus personajes.
¿Quién nunca trató de volar por el techo de su casa como Superman? ¿Nadie?
Puta la wea…Se entiende la idea.
Pero enserio todos soñamos con tener esos súper poderes. ¿O acaso soy el único que agarró a una araña
para que lo mordiera y así poder ser como Peter Parker? ¿Nadie? ¿Seguros? Eso explica mucho…no lo hagan. Crecimos admirando a estos personajes y
deseando algún día ser como ellos, por lo menos por un día. Pero ahora que estamos más grandes no solo
pensamos en los súper poderes, también admiramos como viven. Claro ejemplo es Iron Man. Si a mí me hacen elegir entre tener la
armadura de Iron Man o la vida de Tony Stark, yo prefiero ser como Tony:
Millonario, mujeriego y bueno para carretear.
ESO ES UN SUPER HEROE EN LA ACTUALIDAD.
Los que
estamos más grandes admiramos mucho más otros poderes ahora. “El poder del jotéo”, “El poder de zafar”,
entre otros. Pero como el Hombre Araña
obtuvo sus poderes por una araña, Tony Stark por su inteligencia y el Capitán
América por un experimento, nosotros igual necesitamos una “pócima” para poder
adquirir súper poderes. Y esa pócima la
podemos encontrar en cualquier botillería del país. Sí, es lo que están pensando: El copete nos
da súper poderes…o mejor dicho nos hace pensar que nos da súper poderes…en
verdad no nos da nada, solo nos incentiva a hacer weas que saldrían solo si
tuviésemos poderes. Pero como no somos
de Marvel, algo es algo.
El
poder más brígido que nos da, por lo menos a los hombres, es: “La súper
valentía”. Con un par de faroles de
pisco o ron nada nos da miedo. Podemos
ser los weones más tiesos del mundo pero nos transformamos en Elvis Presley en
la pista de baile. Pero con grandes
poderes vienen grandes responsabilidades (Citando a Sheldon Cooper), y al ser
súper valientes, debemos tener claro que no se puede usar esta valentía en
todos lados y todas las situaciones. A
veces juramos que una mina nos está mirando todo el rato, la tenemos loca, la
hicimos, somos los weones más minos del carrete. En verdad ella nos está mirando fijamente con
cara de asco porque nuestra curadera nos deformó la cara. Pero eso no importa, nuestro poder es mayor
que esa kriptonita llamada “vergüenza” o “sobriedad” y nos acercamos a jotear a
la weona. En ese momento deberían
aparecer nuestros amigos, los otros integrantes de la liga de la justicia, pero
al estar todos bajo el efecto de la promo, en vez de decirnos: “No, no vayas,
no hagas el ridículo.” Nos gritan: “¡Vos
dale, weono! La tenís loca… ¡LOCA!” Y
cuando volvemos derrotados porque en verdad no la teníamos tan loca y la maraca
nos deja en vergüenza, aparecen los súper poderes de nuestros amigos, estos
súper poderes llamados: “Ayuda psicológica.”
Este poder es filete en esas situaciones y es mucho mejor cuando estamos
curados. “Weón, esa mina no sabe lo que
se pierde.” “La dura weón la mina igual
era fea” (En verdad era exquisita) Y
después de esa ayuda se nos sube el ánimo y le toca a otro amigo ir en “caza”
de una mujer en el carrete.
Otro gran
poder que nos entrega es uno que heredamos de Gokú: “La tele
transportación.” ¿A quién no le ha
pasado que se acuerda de haber estado en un lugar, pero despierta en otro? Es brígido.
De repente tenemos un amigo que pesa como 100 kilos y el weón simplemente
desaparece. Y nosotros los buenos amigos
como weones buscándolo hasta el otro día, hasta que él nos llama y nos avisa
que se ha tele transportado hasta su casa.
No sabría explicar cómo pasa esto, aún es una ciencia indefinida que ni
Leonard o Sheldon pueden descifrar.
La cosa
es que con un poco de copete nos juramos Oliver Queen de “Arrow”, pero cuando
se nos acaba el poder y la kriptonita llamada caña aparece en la mañana nos
arrepentimos de todo lo que hicimos.
¿Por qué mierda bailé con esa guatona? ¿Por qué mierda no le dije a la
mina que me gustaba? ¿Por qué mierda entramos al bar de maracos? ¿Dónde mierda
están mis pantalones? Pero la pregunta
más cuática que nos podemos hacer en la mañana es: “¿Dónde mierda estoy?”, y
tener al lado de nosotros a la Gran Patty de Arnold abrazándonos. En ese momento no nos queda otra que aplicar
el súper poder de picarla y comenzar a rezarle al Kayosama que ninguno de
nuestros amigos nos haya sacado fotos ayer.
Malditos celulares con cámara, desde la creación de ellos el bulling
after carrete ha aumentado en un 150%.
High
Five psicológico.
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