Sigo desilusionado por Dragon Ball, pero la vida continúa y
el show debe continuar. No voy a
lamentarme por algo del pasado, como Amanda Clarke de “Revenge”, y comenzar a
cagarme a medio mundo porque estoy enojado por algo. No negaré que después de haber visto esa
“aclamada” película escuché “Que lloro” de Sin Banderas, viendo fotos de Gokú
peleando con Cell. Y mientras en la
canción sonaba: “Tal vez pienses que estoy loco y es verdad un poco, tengo que
aceptar, pero si no te explico lo que siento dentro no vas a entender cuando me
veas llorar.” Pensé en una de las cosas
que tiene Dragon Ball y lo ha hecho tan fuerte durante todo este tiempo, algo
que, lamentablemente, abusaron en la última película: LO CEBOLLENTO o LO
MAMÓN. Porque es verdad, Gokú es brígido
y el weón es fuerte. Ese weón le saca la
cresta a La Roca, y ni Toretto le hace pelea.
Pero este weón siempre tiene a su favor el “amor”, “la esperanza”, “la
alegría” y todas esas weas mamonas que lo hacen más fuerte que otros guerreros
como Vegeta. Vegeta es brígido, el weón
es más cabrón, es serio, debe ser la raja quedar moto con Vegeta y comenzar a
tirar kame – has por todos lados. Y en
la película cuando los weones tienen que darle la fuerza a Gokú pa’ que sea
Dios todos los weones se toman de la mano y se ponen como en ronda…eso es
maricón. ¿Por qué chucha simplemente no
se pasaron el poder a golpes o en una pelea de vida o muerte? Porque el creador de la película es mamón y
cebollento. Y la punta del iceberg fue
cuando Gokú se transforma en este Sayayín con pelo rosado o rojizo, pero era un
color muy homosexual, y se pone a pelear con el malo de la película: Un
gato. Un gato llamado Bilz. Mi ex era colorina, y cuando vi el pelo de
Gokú peleando con Bilz lo primero que pensé era que estaba viendo una pelea de
Hello Kitty contra mi ex. Un gato tierno
peleando con alguien colorín. Todo eso
debido a la mamonés del creador de la película.
Ser
cebollento es un don, un don que nadie debería usar. Es sorprendente como las personas se pueden
poner cebollentas cuando dejan un saludo o comentario a algún amigo o
novio/novia. De esos weones que ponen
cada dos horas un: “Te amo, mi panquequito.” “Te amo, mi dulzura.” “Te amo, mi
angelito.” “Te amo, osito gomilona.” “Te
amo, razón de mi existir.”
Weones…Really? Un poco de
dignidad…y lo peor es que entre cebollentos se ayudan y se ponen like en sus
comentarios. Pero el weón que se gana el
premio al “Cebollento King del año”, es el weón que sube un video a YouTube de
una canción mamona, dedicada a alguien con fotos de ustedes. Juran que la wea es romántica, cuando en
verdad lo único que logran es que weones como yo nos metamos a burlarnos de
ustedes y después escribamos weas de ustedes en nuestros blogs…tengo
tiempo...mucho tiempo.
Pero,
puta, están enamorados. ¿Qué le vamos a
hacer? El amor los deja más ciegos que
Andrea Bocelli, y lo que en un momento era maricón, ahora es tierno. Pero si ser cebollento ya es penca, ser
cebollento y flaite es lo peor. Weón,
porfa díganme que ustedes nunca han puesto en un muro en la calle: “Heriberta y
Heriberto (Nombre ficticios) juntos por siempre. Le amo mi angelito.” Weón esa wea no es tierna, es un delito,
dejen de hacer esa wea. ¿Y qué chucha
les pasa diciéndoles angelitos a las personas que “aman”? ¿Weón, han visto angelitos? Son unos pendejos con pañal y alas. Si la persona que amas es un angelito para
ti, eres un pedófilo de mierda. Zacarach
le decía a sus víctimas angelitos, ustedes no lo hagan.
Como
también a los weones emparejados y enamorados les encanta crear sobrenombres
con el sobrepeso ajeno. “Gordito,
gordita, gordo, gorda”, se dicen cuando están “enamorados”. “Guatona culiá, guatón culiaó, chancha de
mierda o Vaca conche de tu madre”, son algunos de los sobrenombres que creamos
una vez que terminamos. Pero siempre con
el peso, pobres gordos.
La wea
es que con esto termino de hablar de Dragon Ball, pero tenía que dar mi punto
de vista en lo cebollenta que hicieron la película, y en ocasiones la serie.
Weones
cebollientos no se sientan mal, siéntanse peor que eso, porque lo merecen. Hay una línea muy delicada entre lo romántico
y lo cebollento, y ustedes abusan extremadamente de ella.
High
Five para todos mis lectores no cebollentos.
Y Low Five pa’ los cebollentos.
Bazzinga.
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