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martes, 30 de abril de 2013

La series y las relaciones


Las relaciones son divertidas, son complejas y son limitadas.  Minas van minas vienen.  Caseros hay caseros desaparecen.  Pero la relación que creamos con las series es diferente, es inmortal, cada vez que queremos ver una temporada o un capítulo simplemente vemos la repetición. 

Pololear es complejo, requiere de tiempo, dedicación, demostrarle a la otra persona lo importante que es para uno…o sea puras weas.  Andar con una persona, o un término más vulgar: tener a una persona de casero/a, es arriesgarse a que uno de los dos se enganche y cague toda la onda de esta relación “carnal”, falta de amor que están viviendo (Que es la raja) y no quedarse con nada, o comenzar a pololear y perder la libertad que tienen. 

Ahora hay que ver si queremos pololear o no.  Esa es la cosa, hay gente que le gusta tener la correa puesta y estar en una relación seria.  A ellos les diremos Stefan Salvatore, como el personaje de Vampire Diaries, ya que siempre anda enamorado, haciendo lo posible por salvar a Elena.  Prefiere gozar de la compañía de una mujer, mirándola sin hacer nada, a ponerse loquito y hacer un poco de “cuchi-cuchi” vampiresco.

Por otro lado tenemos a Gannicus.  Al “Dios de la Arena”.  El único gladiador que se ha ganado la libertad matando en la arena.  Gannicus era tan cabrón que se emborrachaba y llegaba tarde a entrenar con los otros gladiadores.  Era tan cabrón que peleaba con vendas en sus ojos e igual mataba al contrincante.  Gannicus era tan cabrón que terminó con la mansa alemana, luchadora, manso cuero, salvaje (If you know what I mean) y loca, por una monjita (No, no de las monjas del cristianismo porque o sino sería un pecado y bla, bla, bla) y termino metiéndose con ella.  Hasta en una tormenta de nieve cuando todos estaban muriéndose de frío, es más miles murieron de frío, Gannicus hizo de las suyas, ¿Sufrió? No, el Dios de la Arena estaba arriba de la nieve jugando con su espada de gladiador a lo Ron Jeremy.

Ya sabemos que hay dos tipos de personas: Los que buscan pololeo serio, hasta un matrimonio (Es verdad…lo siento, pero es verdad), a quienes les diremos Stefan.  Y también están los cabrones, gladiadores, que solo quieren pasarlo bien y buscar minitas, o en el caso de mujeres, minitos, para pasar el rato.  A ellos y ellas les diremos los Gannicus.

Pero como las relaciones no se quedan solo en el tema de persona con persona, sino que también nuestras series crean relaciones con nosotros, tenemos que ver con qué serie nos queremos poner serios, y que serie sólo queremos ver cuando no nos queda nada más que ver. 

Yo soy polígamo en el caso de las series, me pongo serio con la mayoría…MAYORÍA, pero no todas, y soy fiel a las que de verdad me gustan.  No me pierdo capítulo alguno y tengo toda mi ceremonia previa, durante y posterior para ver las series.  Pero también hay otras que cueste que me pillen, y lo que diré ahora me avergüenza pero es verdad: Soy publicista y “Mad Men” solo la veo cuando no tengo nada más que ver.  Lo sé, Don Drape es un cabrón, es un crack y debería admirarlo.  Y lo admiro, lo juro, pero la serie no me atrapa tanto como lo hacen otras.  Perdón Peggy, perdón Don, no son ustedes, soy yo.

El punto es: Minas van, minas vienen.  Pololos llegan, pololos se escapan.  No nos preocupemos que siempre tendremos a MovieZet, Cuevana o nuestra tele para poder ver nuestras series.  Ellas nos entienden y como la mina perfecta, solo nos piden que nos relajemos, acostemos y disfrutemos del show que nos tienen que ofrecer.  Gracias series, no se mueran nunca.

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