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lunes, 29 de septiembre de 2014

Metro de Santiago: ¿Llegar atrasado o ser abusado?

                Aprovechando que estoy en Santiago, todos los días me doy cuenta de cosas diferentes que pasan acá.  Unas son la raja y otras no me gustan tanto.  Pero una wea que simplemente no me puede gustar es el metro.  Todos los días del Metro Grecia a Tobalaba tengo relaciones sexuales.  ¿A propósito?  No.  Es imposible no hacerlo.  Pero igual como dice la canción de Regaeton, en el metro se hace el amor con ropa.  Subirse al metro es vivir en carne y hueso una orgía con muchos extraños.  El jueves pasado estoy seguro que engendré a mi primogénito con una señora que iba al frente mío.  ¿Lo perturbante?  La vieja igual sonreía.

                Por eso todas las mañanas me hago la siguiente pregunta: “¿Prefiero llegar tarde o ser abusado?”.  Y como soy un hombre responsable, y al parecer con tendencia de disfrutar orgías, me subo al metro todos los días.  Si en cada estación deberían vender condones.

                Por eso, anticipando una posible enfermedad sexual por culpa de subirme al metro, hago el llamado a CUALQUIER mina que quiera pololear conmigo, no me importa que nuestra relación no esté basada en amor, o que se parezca a Jennifer Aniston, lo único que me interesa es que viaje todas las mañanas desde Peñanolén hasta Manuel Montt.  Por favor, no quiero tener que nombrar a mi hijo Francisco Bilbao sólo porque tuve sexo con su vieja, inconscientemente, en esa estación.

                Pero algo que de verdad me perturba en el metro es cuando el vagón se detiene antes de llegar a la estación, y aparece la voz en off, con todo el estilo de Rojo: Fama contra fama, y avisa que nos detendremos unos minutos porque hay otro vagón parado en la siguiente estación.  Ahí hay que apretar cachete, cubrirse la raja con la mochila o cualquier cosa, y rezar a “Jebús” que no tengas un pervertido con el Kino Acumulado atrás tuyo.

                Maldito Metro, que además de ser lugar fijo para contraer enfermedades sexuales, pareces un sauna, pero en este sauna no me encuentro con mujeres como Jennifer Lawrence o Hope Solo en sus fotos filtradas, si no que me encuentro con viejitas que aparte de estar más arrugadas que escroto de zombie, utilizan sus carteras como un arma mortal para atacarme cuando intento subirme antes que ellas.

                Hoy no hay High Five, y si pronto no aparece un buen samaritano que me ofrezca viaje en la mañana, estoy seguro que pronto los estaré invitando a un Baby Shower.


                Saludos a todos, y que tengan una gran semana…menos a los que son dueños del metro. Hijos de puta.

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