Hablando con una amiga sacamos la discusión de cómo se jotéa
hoy en día. Antaño, muuuy antaño uno
hablaba con la mina bien seguido para joteársela bien. Eso sí, siempre preocupado de no caer en la
temible “Friend Zone”. Ahora las minas
son diferentes. El “Bla-Bla” quedó en el
pasado. Ahora a las minas les gusta ir
más “al choque”.
En la
época de mi Tata, él le enviaba cartas de amor a mi Titi, mi abuela. Las cartas de cierta manera eran “románticas”,
ahora en el Siglo XXI cambiamos las cartas por las piscolas. Mientras más piscolas le damos a la mina, más
se cura, más mino nos ve y más posibilidades tenemos de “cuchi-cuchi”. Si la mina no toma, estamos hasta el
loli. Pero hay un plan B, darle bebida
con hielos de Vodka…sé que esto puede ser juzgado hasta como un intento de
violación, ya que la estamos curando sin su consentimiento, pero en momentos
difíciles, hay que ponerse creativos.
Ahora
invitar a un café a una mina es prácticamente pedirle matrimonio, o muchas
minas piensan así. La formalidad se puso
muy “cartucha” a la hora de jotear.
Ahora tenemos que ponernos menos como Leonardo DiCaprio en Titanic, y
más como el Leo en Lobo de Wall Street, o sea menos hacer dibujitos de la mina
pa’ enamorarla, y más de andar “jalando cocaína en la raja de la weona”.
Aunque
las minas digan que no, que aún le gustan los romanticones y son fanáticas de
San Valentín, no nos leamos la suerte entre gitanos, sabemos que les gusta San
Valentín porque se llenan de regalos.
Porque si ese día un pololo o esposo indefenso no les tiene un regalo,
arde Troya, weón.
Jotear
es fácil pa’ las mujeres. Los hombres
somos más simples. Es más fácil leernos
que un Condorito. Entender a una mujer
es como leer un libro en un idioma mezclado entre Chino y Árabe. Las sacamos a bailar y somos hincha pelotas,
porque las “lesbianas encubiertas” quieren bailar con sus amigas toda la
noche. No las sacamos a bailar y somos
unos weones que no sabemos “como hacerla”.
Les hablamos y somos muy ahogantes, no les hablamos y nos estamos
joteando otras minas. Les compramos ropa
y les queda chica, las encontramos guatonas, si les queda grande les estamos
tirando una indirecta pa’ que coman. Por
mi parte soy más sencillo. ¿Me quieren
regalar algo? Una polera. ¿Cómo me gustan? Con dos mangas y un hoyo pa’ mi cabeza. ¿Algo pa’ tomar? Una Piscola.
¿Cómo me gusta? Con pisco.
Sé que
tipos de minas hay miles. Pero todas
siempre serán más complicadas que un hombre.
Y lo peor es que saben que son complicadas, y lo disfrutan. Son el único ser vivo que se puede quedar
parado viendo ropa por dos horas en el mismo metro cuadrado, y no sufrir de
aburrimiento.
Pero
así y todo nos gustan. Si las minas son
complicadas, nosotros los muy weones somos masoquistas, porque mientras más “peludo”
sea joteársela (Y obviamente menos peludo otras cosas), la mina es más
deseable.
High
Five pa’ las complicadas. Aunque sean
como ver un orgía de pulpos, igual la disfrutamos.
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